viernes, 5 de septiembre de 2008

El embarazo de la ministra

Corren rumores de que la ministra de Justicia, Mme. Rachida Dati, se ha quedado embarazada de José María Aznar. De rondón, FAES, la Fundación, que creó y dirige el mismo José María, se ha aprestado a desmentirlo, diciendo que es una “total y completa falsedad”. “Quien se pica ajos come”


Fue el día 21 de agosto cuando a la ministra le sacaron unas fotografías con redondeces abdominales, que levantaron sospechas de un posible embarazo. Ella, muy “echada pa-lante” reconoció, que estaba soltera y que, efectivamente, esperaba un bebé. A finales de agosto fue “L´Observatore” marroquí, quien apuntó de “fuentes solventes” al ex presidente español como el embarazador.

Rachida, hija de obrero marroquí y limpiadora argelina, es la segunda de 12 hijos, ha sido empleada de una tienda, vendedora de periódicos, cuidadora de ancianos, contable en la petrolera ELF y, terminada la licenciatura en economía y derecho, se empleó de fiscal. Un buen día, tras dirigirle numerosas cartas, Rachida Dati logró conocer al entonces ministro del Interior Nicolás Sarkozy. Éste, que tiene buen ojo, viendo sus posibilidades, sin pensárselo dos veces, se la llevó a la política y, recientemente, la hizo ministra de Justicia. Le llaman “la coartada árabe de Sarkozy”.

Para la escalada política, la joven y guapa estudiante no dudó en buscarse padrinos: La ex ministra Simone Veil, el ministro de Justicia de Giscard D'Estaing, el ministro Albin Chalendon y la periodista más poderosa y maledicente de Francia, Catherine Nay.

Cuentan que Monsieur Le President ya había invitado en varias ocasiones a los supuestos implicados y que la Bruni, viendo el “percal”, paró a Rachida en seco porque, obsesionada con el teléfono, llamaba de mañana “por motivos de trabajo” a Nicolás al Eliseo “No llames al presidente a estas horas de la mañana, porque está casado y yo quiero dormir” le espetó.

¿Y ahora qué? Ella calla, Aznar, melenudo y en progresiva extravagancia, se lava las manos. Los periodistas, mientras tanto, chismorrean. Con estos mimbres a mi me parece que lo que quiere “la fille” es llegar al Elíseo.

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