viernes, 22 de febrero de 2008

Los Albertos

Un inapelble fallo del "glorioso" Tribunal Constitucional, exonera a los Albertos de la acusación de estafa (4.000 millones de pesetas o 240 millones de E) y de falsedad en documento mercantil (el documento tenía amañados la letra, el interlineado, la palabra “firma”, el chorro de tienta …en fin., extraña y burda chapuza impropia de gente elegante) en la venta de la parcela donde se ubican ahora las "Torres KIO" de Madrid.




Pero dejemos a la “morralla” de togados, practicando la injusticia y el verbo prevaricar. Tienen más morbo estético “los Albertos”, que los jueces.

"Los Albertos" son 2, como si fueran gemelos, pero sólo son primos (Dupont y Dupont de “Tintín y Milú”). Los 2 se casaron con 2 hermanas, las Koplowitz, y los 2 se divorciaron de las 2 hermanas. Los 2 tuvieron que ver con las 2 Torres Kio, que crecieron inclinadas. Mal “fario”. Los 2 compartían negocios, amores y, hasta iban juntos de compras. Los 2 llevaban identico modelo de gabardina. "Los Albertos, los de la gabardina".


Y es que el 2 tiene que ver con el tarot y la brujería. Dicen los "magos" que una inversión de 2 socios, con paciencia y tiempo, puede ser el doble. En esto, los 2 multiplicaron por más de 2.

“Los Albertos” destacaron en los negocios y en la prensa del corazón por su estética en la “pela” y en el amor. Elegantes, estirados, repeinados a flequillo, perfumados, formaron parte de la “Gente Guapa” de los Años Setenta. Ambos establecieron fuertes relaciones con el poder, que, ya entonces, les libró de la cárcel. Hábiles no utilizaron su orgullo, una vez descubiertos, como hicieron Conde y de la Rosa, que salieron degollados. Prudentes como las serpientes se arrimaron al sol que más calentaba en cada momento.

Una oportuna llamada de “la realeza” al ministro de Justicia, Michavilla, y otra al fiscal general de entonces, Jesús Cardenal, retrasaron el oscuro calabozo, porque el primo mayor, el Alcocer, mantenía una relación de teléfono móvil con la Zarzuela, cuyo titular también tenía su número. Juan Carlos, rey, y este Alberto asistían a sonoras cacerías, que organizaba el presidente del Corte Inglés, Isidoro Álvarez, en los alrededores de Aranjuez, a donde llegaba en los descansos cinegéticos marisco fresco, traído expresamente de Galicia, para celebrar las piezas abatidas.

Cuando el PP ocupó la poltrona gubernamental miraba con calculado recelo a los primos, porque habían pertenecido a la “Gente Guapa”, crecida a la sombra del poder socialista. Fue Ruíz Gallardón, quien les integró en el partido "pepero", mediando Fernández Tapias, Fefé para los amigos, quien organizó un alocado viaje en su remozado yate, invitando al actual alcalde de Madrid y a la pareja Cortina-Cué.

Más tarde, el presidente del Gobierno, José María, les invitó la manirota boda de su hija. Los primos y sus respectivas mujeres hicieron el “paseillo” con vistosos atuendos de última moda, por el incomparable marco artístico herreriano de El Escorial.

Mas relaciones. El padre del novio, Agag, y Alberto Cortina ya eran amigos del playboy y exitoso costructor de Fórmula I, Flavio Briatore, también invitado a la boda y juntos habían veraneado en una dilatada finca, que Flavio tiene aún en Cerdeña. La pareja Alberto y Cué prestaron, "desinteresadamente" su chalet-caserón de El Viso para la despedida de soltero del novio, fiesta que acabó de forma llamativa y con alguna extravagancia en los sótanos de la discoteca “Gabana”.

Además, Villalonga, el de Telefónica, que es amigo y compañero de Aznar, también es amigo de Alcocer, a quien invitó a su boda. Pero es que José María, Villalonga y los dos Albertos coincidieron en los pasillos y aulas del colegio elitista de “El Pilar”. Todo se quedaba en casa.

Ahora, a "los Albertos", los de la gabardina blanca, el impresentable Tribunal Constitucional les libra de ir a la cárcel. ¡Chorizos! Un síntoma más de que la justicia es un cachondeo.

Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija.

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