lunes, 7 de abril de 2008

Soraya Sáez de Santamaría

Horizontes muy anodinos los del PP en el Congreso de los Diputados. Mariano Rajoy, el líder provisional del PP, ha escogido a Soraya Sáez de Santamaría como portavoz de su grupo parlamentario en la Cámara Baja.

Baja va a ser la vocera pepera, retaco, más bien, aunque guapa de cara, mediando “morritos” protuberantes en alguna clínica dermoestética confidencial y de pago. El cirujano demuestra ser experto, pues casi no se le nota la operación.



Soraya es abogada del Estado, lo que significa que es inteligente. Yo me la imagino empollona, sin faltas a clase, cogiendo apuntes como una descosida y llevándolos ordenados, es decir, una alumna muy aplicada. Me imagino, también, muchas horas bajo el flexo, codos en la mesa y alguna que otra centramina. En fin, tesón y trabajo.

Creo que es persona de esas, que ceden el paso, no solo a una viejecita, sino también a un joven corriendo por la acera, a coches en un paso de cebra y hasta a los perros. Tiene aún un pie en el limbo de los justos. Mal como portavoz, porque en el Congreso debe ser dura, sin ninguna concesión.

Que de gracias a que su colega en el mismo cargo por el PSOE, el ex ministro Alonso, que no es voraz ni demoledor, porque, en caso contrario, la iba a hacer añicos, dialécticamente hablando, claro. Para ese puesto hace falta alguien que tenga flexibilidad, argumente con lógica, razone, ironice, tenga cierta “mala leche” y de caña, mucha caña. Ésta chica, en cambio, dará las gracias.

Algún día, hasta se pondrá colorada.

Es de centro-derecha, moderada, más paloma que halcón, por lo que recibirá algunos “picotazos” de los duros e intransigentes de Génova, de “el de la COPE” y de Pedrojota, el Hearst amarillo, que lo hará sólo por aumentar sus lectores. Menos mal que no es del OPUS, porque eso si sería peligroso.

Rajoy la ha escogido mal, quizás porque no tiene mucho plantel. Rajoy, que ha echado un “ordaguillo”, presentándose a candidato del PP, pero que le va a plantar cara la condesa de Murillo, Esperancita, que, dicen, tiene unas gónadas sobredimensionadas y lo que no tiene es escrúpulos.

La verdad, a mi me parece Soraya una muñequita de cristal, de loza de Sargadelos, sólo para adornar la tribuna del Senado.

¡Ya veremos!

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