viernes, 4 de abril de 2008

Martín Luther King

Hace 60 años, un 4 de abril, era asesinado Martin Luther King. Sólo tenía 39 años.

Martin L. King era un predicador de fácil, clara y potente palabra. Sereno y convincente, encandilaba a los negros. Tenía carisma. Era un activista por los derechos civiles, por el voto, el trabajo, la libertad y la no-discriminación de los afroamericanos.

Saltó a la fama, cuando se fue a Alabama para defender a Rosa Parker, una joven de color, acusada de no ceder su asiento a un blanco, cuando viajaba en un autobús que la llevaba a Montgómery. Martín Luther decidió organizar un sistemático boicot en los transportes, que colapso parte de ese estado sudista. El éxito le animó a seguir.

Su método de lucha preferido eran las marchas a una institución, a un órgano de poder, a un monumento…Los negros se unían a su paso por pueblos o ciudades y el número de manifestantes crecía, llamando la atención y facilitando la solidaridad. Eran marchas tan pacíficas, que la policía no tenía argumentos para pararlas. Se trataba de fomentar la desobediencia civil pacífica, igual que había hecho Mahatma Gandhi en la India.

¿Qué ocurría con los norteamericanos negros?
A finales de los sesenta era una contradicción evidente y sangrante que los negros fueran discriminados en una sociedad que se decía igualitaria y libre. La situación estaba madura para el cambio y la Guerra del Vietnam aceleró el proceso. Aquella guerra inútil crispó los ánimos de una juventud, que reaccionó de forma pacífica, negándose al servicio militar, organizando manifestaciones y alborotando en las universidades. La música, el cine, los intelectuales fueron dando lugar a una corriente contracultural, cuya manifestación más extravagante fue el hippismo.

Pero no todo era paz y florecillas. Malcom X, un negro educado, fino, inteligente, pero muy agresivo, había sido asesinado 3 años antes en un salón de baile de Manhattam, cuando vociferaba delante de un micrófono un airado discurso contra los blancos. Era un negro violento y peligroso, que había creado, años antes, la “Nación del Islam”, propugnando un imposible estado independiente negro, cuyo lema era “Black Power”.

Al morir, sus seguidores crearon los grupos de “Panteras negras”, que se manifestaban por Los Ángeles y por la universidad de Berkeley, quemando autobuses y coches.


Aquel otoño, los negros T. Smith y John Carlos, primero y tercero de la carrera de 200 mts, en las Olimpiadas, celebradas en México, descalzos, con calcetines negros, subieron al podio y estiraron el brazo con el puño cerrado. El “black power” era una movida, que podía se muy peligrosa.

En fin, a Martin Luther King, que le habían concedido el premio Nóbel de la Paz en 1964, el premio al más joven de la historia, había que darle “matarile”. Los blancos sureños de Alabama, Georgia, Mississippi le odiaban. Un extraño personaje, Loyd Jowers, dio la orden de asesinarle por 100.000 dólares y James Earl Ray, otro extraño personaje, la cumplió, cuando el “predicador” se asomaba al balcón del hotel Lorraine de Memphis para animar a sus seguidores a hacer una marcha local. El asesino se entregó a la policía, muy ufano por haber matado a un líder famoso.

Sin embargo, el “americano del norte”, que es un tío (Sam) muy listo aprendió de todo, lo que estaba ocurriendo: el FBI, disfrazado de azar, eliminó a los dos líderes negros, uno malo y otro bueno, pero ambos peligrosos, después se infiltró en los “panteras Negras”, que se fueron diluyendo como un azucarillo, el nuevo presidente, R. Nixón canceló la guerra del Vietnam, tragándose el sapo de la humillación y el “hippismo” desapareció porque ya no tenía fundamento. A mediados de los setenta el ambiente racista se había ralentizado para mucho tiempo.

Hoy, cuarenta años después, el sueño de Martín Luther King ya casi se ha cumplido. Los norteamericanos negros tienen todos derechos civiles, voto, trabajo, libertad como los blancos. Ya no están discriminados, al menos jurídicamente. Los norteamericanos blancos se podían haber ahorrado su vida.

Desde 1993 los 50 estados de USA celebran cada 15 de enero el día de Martín Luther King. Sólo queda el recuerdo, pero ¡a buenas horas mangas verdes!

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