martes, 21 de octubre de 2008

La ejecución de Luis Companys

Hace 68 años.
El día 15 de octubre de 1940 Luis Companys, abogado catalán, independentista, líder de ERC y presidente de la Generalitat, era fusilado en el castillo de Montjuit.
La rabia por el incendio de Cut-Cut a manos militares le sumergió en la política a principios de siglo. Allí definió su perfil: republicano, nacionalista y de izquierdas.


Tres años después, a raíz de la “Semana Trágica”, la policía ya le hizo la ficha como “individuo peligroso” y en 1917 fue inquilino de la cárcel con “El noi del sucre” hasta que el acta de diputado le sacó inmune.
Quince veces fue detenido en sus 48 años de vida.
Cuando dictaba a los españoles el general Primo de Rivera, Companys organizó la “Unión de Rabvassaires” y cuando eclosionó la IIª República participó en la fundación de ERC, partido pequeño burgués al que le dio un toque obrerista e izquierdoso.
Como concejal de Barcelona estuvo en el balcón del Ayuntamiento proclamando la “República catalana” en 1931 y como diputado catalán participó en el “Estatuto de Nuria”. También fue presidente del Parlamento catalán, ministro de Marina y aún le quedaba tiempo para dirigir “La Humanitat” periódico de ERC.

Su mejor golpe fue el 6 de octubre cuando desde el balcón de la Generalitat proclamó el “Estado Catalán” dentro de la República Federal Española. Todo un invento. Fue un órdago a la grande, que le hizo perder la partida. Le cayeron en juicio político 30 años de reclusión, que no cumplió al sacarle del presidio dos años después el gobierno nacido de las elecciones del Frente Popular. Volvió a ser presidente de la Generalitat, pero tres años después cruzaba, derrotado, la frontera pirenaica camino del exilio.
Una visita a su hijo enfermo mental proporcionó a agentes alemanes, guiados por el agente franquista, Pedro Urraca Rendueles, su arresto. Cayó como un perro. Le estaban esperando. La Gestapo lo entregó a Franco. Después, todo fue muy rápido. A dos meses un Consejo de Guerra le juzgó en sólo un día. Se le preparó un juicio sumarísimo
Fue en el patio del castillo de Montjuit, descalzo, pisando tierra catalana, sin venda en los ojos, donde se cumplió su sentencia, mientras increpaba a los fusileros: ¡“Asesináis a un hombre honrado. Por Cataluña”!
Aquel fusilamiento, para los independentistas, fue una farsa, para Franco, una venganza.
Ahora, la Generalitat va a traer a su nieta, que vive en México, para que pida personalmente ante el Ministerio de Justicia un certificado de reparación, necesario para poder iniciar el proceso judicial que culmine con la anulación del consejo de guerra.
¿Nunca es tarde si la dicha es buena? Al grano. Las cosas como son.
Companys tuvo seguramente un juicio y un ajusticiamiento injusto, pero eso no le convierte en un santo. ¡Que no se pasen con homenajes, porque fue un político desleal con la democracia y el régimen legítimo! La República lo condenó a 30 años de prisión por golpista en 0ctubre del 34 y estuvo cumpliendo condena en Cádiz.

Bajo su mandato también fueron asesinados impunemente muchos catalanes de derechas, algunos en las mismas paredes de Montjuic, donde él fue fusilado. Obligó a la República a suspender el estatuto de autonomía. Todo eso fue antes de la guerra civil. No fue un demócrata, ni respetó el estado de derecho que había entonces.
Hay que leer un poco mejor la Historia. Franco cometió un error al fusilarlo.
¿Por qué no se quedó a luchar? ¿Por qué todos los héroes huyen? ¿Por qué necesitan viajar con peluca? En cambio, las cárceles españolas rebosaban de gente que se quedó. Cuando uno jura un cargo hay que tener valor para llegar hasta el final. Un recuerdo para Allende, cuando el golpe de Pinochet.
La Generalitat actual, izquierdosa y nacionalista, quiere reabrir el debate sobre la actuación de Companys durante la Guerra y utiliza a su nieta.

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