Da algo de pena el repentino divorcio de González-Romero, si se recuerda la foto campestre, en la que un grupo de amiguetes socialistas se comían, tumbados por el suelo, la famosa tortilla en algún lugar de la campiña sevillana. ¡Ah, aquella merienda donde se enamoraron …! ¡A que sí da pena!

Su trayectoria fue rápida: De la vaquería a la Universidad a protestar y alborotar como rojillo socialista, vestido de vaqueros raídos y bufanda descolorida; de allí a Surennes en un renqueante Renault para echar de la Secretaría al masón Llopis con la ayuda de Múgica y Guerra. Con el tiempo y “mucho pico bla-bla-bla” recaló en la “bodeguiya” monclovita para mandar durante catorce años. Carmen, por su parte, cambió las aulas por el acompañamiento presidencial con una discreción encomiable.



Ella, que se leyó “Solas” de la marchosa Carmen Alborch, tiene suficiente con el libro, pero él, que no quiere estar sólo, se ha ennoviado con una gestora de Banca, García Vaquero, de rancia solera, divorciada, discreta, seria y responsable, dicen.
La Barrientos, que tiene hilo privado con las fuentes de información ha sido la periodista escogida para dar la noticia, a la vez que ellos "se han ido de matute" a Argentina para leer desde allí lo que digan los periódicos e informativos españoles.
¡Qué pena, con la pareja tan buena que hacían!
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