jueves, 27 de noviembre de 2008

Zapatero en el G-20

Al fin, Zapatero ha logrado una silla en el G-20. Le ha costado lo suyo, mendigando y llamando a los picaportes de Francia y la Gran Bretaña. ¿Qué contrapartida habrá tenido que darle a Sarkozy a cambio de su apoyo?

La verdad es que Zapatero lo tenía difícil. El obstáculo era el animoso Bush. El presidente norteamericano le tenía a raya, marcado, le trataba con desdén desde aquella precipitada retirada por la puerta de atrás, casi sin avisar, de las tropas españolas de Irak. Zapatero le salió rana a Bush, no era igual que aquel Josémary Aznar dócil y fiel, al que le ponía la mano sobre el hombro y no decía nada.
Pero Zapatero no ha caído en la cuenta de que el americano del norte es quien tiene la sartén por el mango en cuestiones internacionales y se inventó la extravagancia de la “Alianza de Civilizaciones” durante alguna “cabezadita” de sobremesa en su salón de la Moncloa. ¡Qué iluso! La tal alianza solo ha servido para gastar dinero español en reuniones inútiles con algunos países de los arrabales.

Mientras Zapatero se iba preparando por España para la cumbre de “los veinte”, yendo de demagogo progre, preparando su teoría de que “es tiempo para políticas socialdemócratas” y amenazando con aquello de que “habrá que echar por tierra las ideologías neoliberales y neocon-servadoras, que han llevado a EE UU al epicentro de la crisis”, Bush y Sarkozy y Merkel lo tenían claro: había que renovar, refundar el capitalismo, nada de sustituirlo.
Allí, en la Cumbre, estuvo acongojado, empezó sacando pecho y ufanándose de la sólida posición de las entidades de crédito españolas, para acabar pidiendo un reconocimiento al peso económico de España en el mundo.
Zapatero fue a la reunión del G-20 a escuchar, a tragar, a acatar, a firmar lo que le escribieron otros. Le dieron una silla para comprometerle y para que se callara en el futuro.
-Si “Wana”

Zapatero, bobalicón, sólo encanta a una parte de los españoles, fuera del país nadie le hace caso. Ahora se consuela pensando que Obama dará un giro progresista.
Y, a todo esto, ¿ha habido crisis del capitalismo? No, sólo una “paradiña” para coger más velocidad. El capitalismo se limpiará de “surprimes”, barrerá a bancos inútiles y envejecidos, regulará las agencias de calificación, ahora falseadas, vigilará a los “paraísos fiscales”, regulará el FMI… El capitalismo saldrá remozado, rejuvenecido y sin lastres, hasta que, con el tiempo, se contamine de nuevo y sea necesaria otra limpieza. Probablemente, serán las políticas socialdemócratas las que acabarán enterradas.
A Zapatero le regalaron una silla, fue, se sentó, escuchó, después habló y se volvió. No se puede decir que no estuviera. Estuvo. Nada más.

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