lunes, 22 de diciembre de 2008

El "gordo" de Navidad

Hoy se repetirá la típica imagen de los "afortunados", levantando la copa de champán, muy alegres, delante del rótulo de una administración de lotería, que no tiene por qué ser la de doña Manolita, que en paz descanse.


Hoy es esa vez al año en que se frustran miles de ilusiones, ocurre, cuando el niño o niña canta el número agraciado, elevando el tono del soniquete, mientras se levanta un murmullo entre los asistentes al acto y el periodista acreditado se alborota delante del micrófono.
Así es, porque de los 85.000 números sólo los tres primeros y sus aproximaciones tienen suculentos premios. La consolación está en la “pedrea” o en “la terminación”, pero, ¿y el resto de los apostantes? Ilusionados hasta “el cante” y desilusionados después.
Claro, la tentación es grande, cuando al primer número le pueden “caer” 300 millones de €, al segundo 100, al tercero, 50, pero la realidad es otra.
¡Ahh, la suerte! Hoy es el día de la suerte: buena o mala. De todo esto “saben mucho” los agoreros, astrólogos, pitonisos, oráculos…, ¡espabilados ellos!. Otro de los oficios más viejos del mundo.

El “gordo” será hoy el tema para periódicos, radios, cadenas de TV, metro, paradas de autobús, oficinas, fábricas, amas de casa…Es el día del cotilleo.

A la vez, sin que nadie se dé cuenta, representantes de cajas, bancos y entidades usureras acudirán como buitres carroñeros a los domicilios de los “tocados”, presionando con la mejor oferta para que sus millones les produzcan aún mayores beneficios. También estos pájaros esperan “engordar” los débiles balances de sus “suciedades” en un año de crisis por falta de liquidez.
Pero antes del pago de deudas y de la inversión productiva, los “suertudos”, que hayan cogido un "pellizco" del mágico bombo, dilapidarán parte del tesoro encontrado en algún capricho, que suele ser un viaje al sitio más rebuscado o famoso, un cochazo, un chalet en primera línea de playa o en una urbanización de lujo, una opípara cena en el Ritz o un juguete, que no pudo tener cuando era “crio”.

“Reina por un día” respecto a la fama, porque, pasando el tiempo el afortunado se pierde en el anonimato, eso sí, bien “forrado” y con el mote de “el millonario”.
Quien nunca pierde y siempre gana es Hacienda. ¡Que se lo agradezca a Carlos III, allá por la segunda mitad delo siglo XVIII!


En fin, hoy es el único día del año, en que a todos nos gusta la palabra “gordo”.

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