martes, 29 de enero de 2008

Habash, el terrorista palestino


George Habash, empedernido terrorista palestino, ha finalizado su vida de odio a Israel en Ammán, capital de Jordania, a los 80 años.

Había nacido en la ciudad de Lydda, que fue palestina y ahora es israelí. Como otros 10.000 residentes árabes tuvo que huir, cuando los hebreos la ocuparon en la primera guerra, la de 1948. Aquella huida pasó a la memoria del pueblo palestino con el heroico nombre de “Marcha de la muerte”, falleciendo en el camino 1.140 de los exiliados. Las tierras pasaron a ser propiedad de los conquistadores. Los derrotados lo perdieron todo. El hígado de Habash empezó a destilar bilis muy agria.

Toda su familia se fue a Beirut y en la Universidad de Medicina fue alumno aplicado, sacando el número 1 de su promoción. Era 1951. Allí se hizo amigo de otro refugiado palestino, Haddad, y juntos montaron una clínica pediátrica en Ammán, que servía de tapadera para la formación del Movimiento Nacionalista Árabe (MNA), partido seguidor del panarabismo, doctrina ideada por el mítico raís Nasser. A aquella clínica acudían palestinos viscerales con las tripas revueltas, dispuestos a acabar con la ralea de usurpadores judíos.

En 1957 ambos dirigentes instigaron una intentona golpista en Jordania para derrocar al animoso rey Hussein. Habash fue condenado “in absentia”, porque no le cogieron y logró zafarse a la clandestinidad, recalando de nuevo en Beirut. Más bilis y más agria

La vergonzosa derrota árabe en la “Guerra de los Seis Días” fue una frustración para los palestinos. A Habash le hervía la sangre y se radicalizó. Seis meses después fundó el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), que era una organización político-militar, marxista-leninista, secular, nacionalista y terrorista. Era la línea dura de los palestinos, frente a la línea blandengue de Al Fatal, que dirigía Yaser Arafat.

En 1968 tras organizar el entrenamiento en campamentos clandestinos de 3000 guerrilleros, financiados por Siria, inició una ola de secuestros de aviones, colocación de bombas en mercados israelíes, ataques a embajadas y conectó con otros grupos terroristas como las Brigadas Rojas, grupo alemán de Baader Meinhof, Armada Roja Japonesa, teledirigidos por la KGB.

En septiembre de 1970, explotó el “Septiembre Negro”, una sublevación palestina en Jordania. Fue un fracaso. Allí estaba también Habash, que tuvo que exiliarse con miles de palestinos al sur del Líbano.
Pero lo más notorio ocurrió el 6 de septiembre de 1972, cuando ocho terroristas del “Septiembre Negro”, grupo selecto del FPLP, asaltaron el dormitorio de los atletas israelíes en la villa olímpica de Munich. Resultado: Dos asesinados y nueve rehenes. Tras dos días de negociaciones televisadas, cinco terroristas palestinos, los nueve israelíes secuestrados y un policía murieron en un intento frustrado de salvar a los rehenes. Fue una de las mayores tragedias vistas por TV, en tiempo real, por todo el mundo y una de las mayores humillaciones del gobierno alemán, que metió la pata al intentar su liberación. Habash había diseñado la sangrienta operación.

El momento álgido de Habash tuvo lugar en junio de 1976. Los terroristas de Habash fueron humillados en la “Operación Entebbe”. En Entebbe, capital de Uganda, había aterrizado un avión Air France secuestrado por los secuaces de Habash, repleto de israelíes. El extravagante dictador Iddi Amín Dada recibió a los facinerosos con los brazos abiertos. El agobio duró una larga semana. Los judíos siguieron retenidos, mientras liberaban a los demás pasajeros, pero una noche, Yonattan Netanyahu, coronel del Mossad, se presentó desde Israel al frente de un aguerrido, especializado y temerario comando, que liberó expeditivamente a los rehenes. Fue una operación de libro. Sólo el coronel no pudo contarlo.

Desde entonces, Habash y su partido fueron lentamente languideciendo, a lo largo de la guerra del Líbano, las Intifadas, los acuerdos de Oslo y Madrid, mientras ascendía en atractivo, violencia y afiliados otro grupo palestino, llamado Hamas. Habash fue relevado del liderazgo y fue jubilándose poco a poco, mediando frecuentes infartos y enfermedades cardiovasculares.

Desde hace ya dos décadas, el laicismo ha ido siendo sustituido por el integrismo, el panarabismo por el islamismo. Han ido falleciendo todos aquellos iluminados, como el rais Nasser, el primer Sadam Hussein, el sirio Hafed Hassad, George Habash …, que tuvieron el respaldo moscovita. Habash, últimamente, era ya un fósil. A partir de ahora será sólo un recuerdo para los palestinos, siempre desatinados. Quizás pongan su nombre a alguna plaza, calle, colegio…., pero los familiares de los muertos en sus atentados le odiarán eternamente.

No hay comentarios: