domingo, 10 de agosto de 2008

El pazo de Meirás


Su nombre aún produce un largo respeto silencioso.
En este caserón típico de Galicia, que fue propiedad de la novelista Emilia Pardo Bazán, Franco reunía a sus dóciles ministros para celebrar el último Consejo antes de empezar las vacaciones veraniegas. El pazo, según consta en precisos documentos, pasó a ser propiedad del dictador “por donación” de Galicia en 1938, en plena guerra civil, y su valor procedía del dinero de los Ayuntamientos y del descuento, mes a mes, de las nóminas de funcionarios y trabajadores de la zona. La casa y jardines fueron ampliados hasta 9 Has. con expropiaciones de tierras colindantes. -“Si no colaborabas te acusaban de “rojo”, a una pequeña propietaria le raparon el pelo por negarse a ceder su propiedad”, dice un abuelillo.
La Junta de Galicia ha declarado la propiedad como "Bien de Interés Popular", abierta al público 4 días cada mes, aunque la familia Martinez Boudiú sigue manteniendo la propiedad legal. Los nacionalistas quieren que “se la devuelvan al pueblo”.

Hoy se ha casado en este pazo una biznieta de Franco, hija de Mariola Martínez Bordiú, hippy de joven, y de Jimmy Jiménez Arnau, resentido de siempre. ¿Ha sido por fijación patológica - también se casaron allí, hace 35 años, los padres de la novia en un matrimonio, que sólo duraría



duraría 17 meses- o simplemente un acto de chulería, un desafío a los reivindicativos gallegos?

Lo más interesante: Mientras se celebraba la boda en el interior, una caterva de 400 gallegos se reunía en la explanada de la mansión para escenificar una contraboda, Una falsa novia acudió del brazo de un curioso novio, un falso Franco, en Roll-Royce negro. Venían acompañados de una comparsa musical pachanguera, vestida con el atuendo que llevaba la guardia mora del dictador. Algunas de las estrofas satíricas, que cantaban, decían así:
Dice Carmencita:
“El pazo es mío
Me lo dejó en herencia
Mi abuelito”.
Devuélvanos el pazo
Si no habrá lío,
Que el pueblo lo pagó
De su bolsillo”.
Los “falsos invitados”, que iban de punta en blanco, mujeres con mantilla, y pamelas con lazos, tocados con los colores de la bandera republicana, también muchos curiosos, les recibieron, brazo en alto, al estilo fascista, achuchando al novio con el conocido slogan:
Franco, cabrón,
Trabaja de peón..
Y este otro:
Que no estaba muerto,
Que estaba de parranda.
Todos querían dejar constancia de que celebraban algo diferente a la boda real del interior. Tampoco fuera faltaron las viandas. Los asistentes al bodorrio, pudieron degustar empanada, tortilla, patatas fritas y vino, manjares mucho más sencillos que los que se degustarían tras la verja de hierro del pazo a donde no dejaban aproximarse.
Doble boda en Meirás: Todo un sarao festivo y popular.
Eso ¡Franco, cabrón, trabaja de peón!

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