sábado, 9 de agosto de 2008

Tata

El 1868 Jamsetji Tata cogió un inmenso rebote cuando quiso entrar en Bombay a un hotel de lujo sólo para ingleses, y le rechazaron por ser hindú. Los flemáticos hijos de la Gran Bretaña tenían marginados a los indígenas, que, a su vez, también marginaban a otros indígenas, “los parias”. Entonces la India, colonia exótica de los anglosajones, ni siquiera empezaba a hacer pinitos para independizarse del Imperio Británico, cosa que no haría hasta 80 años después, cuando un aficionado a las huelgas de hambre, Mahatma Gandhi, exponía sus fibras musculares para compadecer a la “Queen inglesa”.


A Tata se le ocurrió la idea de hacer un hotel para alojar a indios, que no quisieran dormir a la intemperie. Así nació la empresa “Tata”. Hoy es una macrocorporación, que ha pasado de tener un valor de mercado de 12 billones de dólares en 2003 hasta los 62 billones actuales, que sus ventas ascienden a 29 billones y sus beneficios superan los 2,8 billones de dólares. Tata supone el 3% del PIB de la India. Su sede en Bombay desde 1926, en un enorme edificio, oasis de tranquilidad con suelos de mármol y una vasta colección de obras de arte moderno. La diversidad de sectores que abarca esta multinacional india va desde automóviles, textiles, servicios de consultoría, siderurgia, aerolíneas, software, té, químicas, hoteles y servicios de telefonía. Su éxito se basa en la diversificación. ¡Y no nació para ganar dinero!



En la actualidad la dirige Ratán Naval Tata, personaje peculiar que pilota sus propios aviones y que le gusta ir solo en los viajes de negocios. A sus 69 años va todos los días a trabajar en su Tata Indigo Marina Wagon, un automóvil valorado en 12.500 dólares. Se pasa los fines de semana con sus dos perros en su casa frente a la playa, obsesionado, pensando cómo ganar más dinero al día siguiente. De momento, debe pensar muy bien.



Dice que la mentalidad del grupo hunde sus raíces en el hinduismo: amor, trabajo, sentido del deber, liberación del dolor y la ignorancia, conocimiento y responsabilidad. Algo semejante a la moral puritana de los primeros capitalistas. Su vertiente social no podía faltar: tres fundaciones tienen el 66 % del capital y destinan sus beneficios a obras sociales. ¡Como debe ser!


Ahora ha sacado al mercado el “Tata Nano” un automóvil, el “amo de la ciudad”, “el coche del pueblo” de 3,1 mts. de largo y 33 CV, por 1.700 € en la India , que en España valdría 3.000 €. Una auténtica caja de cerillas. La idea durante un fin de semana en su playa. Una obra social.

¡Como debe ser!

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